Me basta con saber que estás aquí,
encerrado en una urna de cristal,
volando a lomos de una nube gris,
caminando de nuevo sobre el mar.
Me basta con saber que estás aquí,
aunque tardes un poco en regresar,
Tú dijiste que habrías de venir,
haz que no nos cansemos de esperar.
Me basta con saber que estás aquí
aunque no se te oiga respirar
ni siquiera el corazón latir,
me basta con tu nombre pronunciar.
Me basta con saber que estás aquí,
preparándonos una eternidad,
aunque tengamos antes que morir,
para poder después resucitar.
Me basta con saber que estás aquí
y que nada nos puede separar,
ni la angustia, ni el hambre,
ni el sufrir, ni el peligro, la espada
o la precariedad.
Me basta con saber que estás aquí
y que eres el principio y el final,
que te obedece el tiempo y el sol sale para Ti,
que das orden al viento y deja de soplar.
Me basta con saber que estás aquí
y que pronto nos hemos de encontrar
que nuestra travesía tiene un fin
y Tú estás esperando en la orilla del mar.
Me basta con poder decir que sí,
y darte mi permiso para entrar,
que tu palabra se haga carne en mí
y que sea cumpla así en todo Tu voluntad.
Me basta si al morir puedo decir
que todo se ha cumplido y exhalar
el último suspiro inclinándome hacia Ti
para rendir mi espíritu y luego volar.
Me basta porque sé que si te basta a Ti
me bastará aquel día poder escuchar
que pronuncias mi nombre para bendecir
y olvidas todo lo que pude hacer de mal.
Me bastará.
diumenge, 2 de novembre del 2008
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